Si hay algo que me gusta de ella es su sonrisa, sí, esa sonrisa encantadora que me cautivó desde el principio. Quizá fuera por la expresión, o tal vez porque la acompañan esos tiernos y profundos ojos, pero el caso es que su sonrisa me atrapó. Sonreír y reír, dos dibujos perfectos que dan cuenta de una belleza inconmensurable, solo al alcance de unos pocos. Mi privilegio consiste en ser partícipe de todo cuanto acontece a su alrededor. Amarla y estar con ella, presenciarla, pensarla, cuidarla y acariciarla. Cuando ella está, todo cambia; el ambiente se torna mas genuino, más real, más auténtico. Uno siente como el tiempo se detiene y el mundo deja de caminar. Por un instante, se pueden oír los casi imperceptibles susurros del corazón; me dicen cosas que ningún mortal puede escuchar. En mitad de las sombras, su mano me guía como el barquero por el río Aqueronte. Paulatinamente, el velo va cayendo y su figura se muestra con mayor claridad. De nuevo, su sonrisa, una sonrisa mágica, env...