Bueno, qué decir de la segunda temporada de "The leftovers" más allá de lo evidente. Es una seriaza, concretamente la mejor serie del último año. En efecto, "The leftovers" es una obra de arte, y su segunda temporada ha consagrado los fundamentos de una primera temporada ya de por sí brillante, con una caligrafía fílmica atípica que ha conseguido penetrar en el fondo de las emociones humanas para colocarlas al servicio del espectáculo televisivo más grandilocuente que jamás haya podido contemplar. Sobran las palabras para calificar todos los elementos, tanto técnicos como narrativos, que hacen de esta serie una verdadera muestra de epicidad audiovisual. Desde la puesta en escena, hasta la interpretación de los actores (mi empatía por Justin Theroux sobrepasa lo racional y lo razonable) o la banda sonora, pasando por el arco argumental, que nos propone un universo metafísico y místico sorprendentemente cercano, todo cuanto hay en "The leftovers" es digno ...