Desde hace tiempo se viene afirmando en criminología y psicología clínica que la cárcel genera respuestas variables en los distintos perfiles psicológicos ante la imposición de una determinada pena. Así, elementos como el estilo atribucional, la percepción del tiempo o la situación personal anterior a la entrada en prisión son determinantes a la hora de evaluar el éxito o no de la reinserción social de una persona culpable de un delito cualquiera. Sin duda, el sistema penitenciario, y más en término generales, el Derecho, debería hacerse cargo de estos estudios científicos a la hora de tipificar las conductas, estipular las horquillas de las penas y evaluar los programas de reeducación social. Lo contrario supone homogeneizar una solución a contextos diferentes en un afán de “matar moscas a cañonazos”, algo que solo puede calificarse de irresponsable por parte del Estado cuando éste decide sobre algo tan valioso como la libertad. Pero ¿sirve realmente la cárcel para la resocializaci...