Una de las claves del capitalismo actual es que su fuerza no reside ya -al menos, no exclusivamente- en el poder que deriva del derecho de propiedad. No estamos ya ante una burguesía territorial, que controla la producción e impone sus condiciones a la clase asalariada. Más bien, nos las habemos con una clase dominante difuminada cuyo ejercicio del poder reside en prácticas, digamos, "simbólicas"; el valor no se extrae ya de la tierra y la fuerza física del obrero, sino del trabajo cognitivo (formándose lo que Bifo llamaba "cognitariado", entendida como nueva clase social mayoritaria y oprimida). Pensémoslo bien. Nadie tiene ni idea de qué o quiénes son los mercados financieros; sin embargo, la preocupación por su estado o situación determina las reglas de las, en teoría, sociedades democráticas. No son pocas las ocasiones en las que el poder político alude a la necesidad de "calmar a los mercados" o "dar seguridad a las empresas". La opacidad de...