En el post anterior hablaba de la cerrazón generalizada por parte de un profesorado analfabeto tecnológicamente hablando. El problema, en términos concisos, es la incapacidad de renovar los esquemas educativos y el efecto perjudicial que tiene sobre el potencial creativo del alumno. En este sentido, lanzo el reto de formular una propuesta en la que, dentro del itinerario curricular del alumno, haya alguna asignatura vinculada a lo que llamábamos "ética hacker" en que los alumnos sean los profesores y viceversa, y donde los evaluadores sean evaluados.