Dice Platón en "El Banquete" que primitivamente había tres especies de hombres: unos todo hombres, otros todo mujeres, y los terceros hombre y mujer. Estos hombres estaban unidos por el ombligo, y tenían cuatro brazos, cuatro piernas, dos semblantes en una misma cabeza, opuestos el uno al otro y vueltos del lado de la espalda; los órganos de la generación dobles y colocados del lado del semblante, por debajo de la espalda. Esta raza de hombres era fuerte. Se hizo orgullosa y atrevida hasta el punto de intentar, como los gigantes de la fábula, escalar el cielo. Para castigarles y disminuir su fuerza, Júpiter decidió dividirlos. Es por eso que siempre estamos buscando "nuestra media naranja", porque estamos incompletos. Somos imperfectos, cuerpos que anhelan juntarse con otros. De ahí que el desamor genere tanto dolor, tanto sufrimiento. Va en nuestra condición compartir, llenar ese vacío que solo otra persona nos puede dar. El deseo, así, es anterior al objeto...