La identidad es aquello que nos hace ser lo que somos. Pero ¿qué nos hace ser lo que somos? Nuestra esencia. Ya, pero ¿qué es la esencia? Aquello que nos hace ser lo que somos. O sea, un círculo vicioso. Ante esta pregunta caben, a mi juicio, dos posibles respuestas. Primera: la idea de identidad no sirve para nada, y es mejor desecharla. Segunda: intentar forjar una "identidad" desde la certeza de que no hay ninguna esencia fija que nos defina, y soslayar de este modo el círculo vicioso. Esta segunda opción es muy costosa, pues implica que uno debe, primero que nada, preguntarse a sí mismo quién o qué es, quién o qué quiere ser y qué camino es el mejor para alcanzarlo. Además, este proceso de búsqueda no garantiza que, al final del camino, uno halle una respuesta final y satisfactoria. La incertidumbre es el horizonte ineludible de toda búsqueda de una identidad. Pero encima, y por si fuera poco, hoy en día las posibilidades de construir un proyecto son muy grandes, lo que dificulta la elección. Y ya para rematar el asunto, uno debe, antes de poder elegir, formarse un criterio que le permita elegir de entre la mucha información disponible, y ello requiere mucho esfuerzo: leer, estudiar, pensar, sufrir, llorar, reír, amar, conocer, desconocer e incluso soñar. Quizás el lector esté pensando en este momento que es mucho mejor y menos costoso optar por la primera opción, y vivir sin identidad o dejar que sea una figura externa la que decida qué es o deja de ser uno mismo. Al fin y al cabo, no tenemos suficiente tiempo como para preocuparnos por hacer todo lo que la segunda opción implica. Pero ¿en qué consiste la vida sino en relatar, a uno mismo y al resto, el proceso de construcción de una identidad determinada? Es decir, lo que hacemos durante eso que llamamos "vida" podría resumirse, muy brevemente, en construir una identidad, en "hacernos a nosotros mismos", y en contar a otros ese proceso de construcción. Obviamente, pensar esto presupone aceptar la idea de que somos entidades sin hacer, indefinidas en cierto sentido, razón por la cuál necesitamos de herramientas -la política, la poesía, la ciencia, la cultura- para llenar ese vacío con el que venimos de fábrica a este gran hogar llamado "mundo". Si no, seríamos algo distinto. ¿El qué? No lo sé. Pero humanos, no.
1. Estructura de la obra Capítulo I: la poesía dentro de las artes imitativa. Capítulo II y III: poesía narrativa y poesía dramática. Capítulo IV: diferencias entre poesía e historia. Capítulo V: historia de la tragedia y de la comedia. Capítulo VI: definición y análisis de la tragedia. Capítulo VII: construcción adecuada de la fábula o el argumento. Capítulo VIII: unidad de la acción. Capítulo IX: comparación tragedia-historia (épica o epopeya). Capítulo X: tipos de fábulas. Capítulo XI: peripecia y reconocimiento. Capítulo XII: partes de la tragedia. Capítulo XIII: las condiciones del “efecto trágico”. Capítulo XIV: pasiones de temor y compasión. Capítulo XV: sobre los caracteres. Capítulo XVI: clases de reconocimiento. Capítulo XVII: construcción de fabulas y elocución. Capítulo XVIII: complicación y desenlace. Capítulo XIX: dicción y pensamiento. Capítulo XX: partes de la dicción. Capítulo XXI: clasificación de...
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