Recientemente el ministro de justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, ha anunciado la reforma de la ley del aborto. El nuevo proyecto de ley establece como delito la interrupción del embarazo en caso de malformación del feto. Es clara la intención ideológica que esta nueva ley tiene; su propósito, contentar al ala ultraconservadora del electorado de derechas. Más allá de esto, ¿qué fundamento ético puede haber detrás de semejante aberración?
Sólo una visión desfasada y sesgada puede defender el valor absoluto de la vida por encima incluso del sufrimiento. Ni que decir tiene que dentro del debate está el problema de hasta dónde el aborto es un derecho exclusivo de la mujer; en cualquier caso, considero absurdo y estéril el argumento según el cual el feto es una persona. En las fases tempranas de su desarrollo -hasta las 18 primeras semanas- el feto tiene una sensibilidad semejante a la de una ameba. La iglesia, el PP y las organizaciones pro-vida critican y maldicen el aborto apelando al derecho a la vida del feto, mas no mencionan nada del derecho a una vida digna. ¿Es digno traer a este mundo a un niño con espina bífida?
Sólo una visión desfasada y sesgada puede defender el valor absoluto de la vida por encima incluso del sufrimiento. Ni que decir tiene que dentro del debate está el problema de hasta dónde el aborto es un derecho exclusivo de la mujer; en cualquier caso, considero absurdo y estéril el argumento según el cual el feto es una persona. En las fases tempranas de su desarrollo -hasta las 18 primeras semanas- el feto tiene una sensibilidad semejante a la de una ameba. La iglesia, el PP y las organizaciones pro-vida critican y maldicen el aborto apelando al derecho a la vida del feto, mas no mencionan nada del derecho a una vida digna. ¿Es digno traer a este mundo a un niño con espina bífida?
Desde luego que el aborto no debe ser libre, sino que debe estar regulado por un marco jurídico razonable y coherente. Este marco debe fundamentarse en la dignidad humana y en la capacidad de sufrimiento de los seres sintientes. De todos modos, el verdadero problema no es de índole moral o ético, sino que reside en algo aún más profundo. Aferrarse a valores absolutos es la clara expresión del miedo al cambio. Hasta que no sepamos jugar con la incertidumbre no podremos evolucionar como sociedad. Y si no podemos evolucionar como sociedad no podremos resolver los nuevos problemas que se nos presentan. Por ello creo que esta ley es un claro paso atrás; supongo que el señor Gallardón no tiene un hijo con Fibrodysplasia, tal vez no tenga ni puta idea de qué es eso, o del dolor que supone para una familia tener un hijo así. Tal vez con una buena ley del aborto hubiésemos podido evitar que naciera el señor Gallardón.
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