Esta tarde he visto Her, un film enteramente escrito y dirigido por Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich), y protagonizado por el inconmensurable Joaquin Phoenix. En él, se nos presenta una sociedad altamente tecnologizada cercana a la actualidad, alejada de la estética Cyberpunk al más puro estilo Matrix y focalizada en la problemática humana. Son pocas pero tremendamente ilustrativas las escenas en que los individuos pasean por la calle o van en tren sin mantener la más mínima interacción con el resto; se trata de personas que viven aisladas en un mundo paradójicamente hipercomunicado y solitario al mismo tiempo.
El protagonista, un joven escritor de cartas llamado Theodore, establece una relación con un Sistema de Inteligencia Artificial llamado "Samantha". La relación profundiza en el amor, en el dolor de la pérdida, en la experiencia y la madurez de las emociones (¿humanas?). La voz de Samantha, materializada por una intensa Scarlett Johansson, es un valor añadido a una puesta en escena y una fotografía que por sí solas hacen de la película una joya del séptimo arte. Tanto la evolución de Theodore como la de Samantha implica un cuestionamiento constante de los límites de lo real, de lo que implica querer ser o querer amar, así como un ejercicio de contención emocional que implosiona en una catarsis final que, sin llegar a ser optimista o aleccionadora, está orientada a abrir un proceso de reflexión que supera la idea común que tenemos de amor; también se trata de una llamada a superar esos miedos internos que fácilmente se diluyen en la publicidad que ofrece la tecnología, mientras nos liberamos de prejuicios que nos impiden vivir, que nos impiden sentir. En conclusión, una invitación que no dejará indiferente a nadie y una escena con una composición de piano de fondo para la posteridad...
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