Hoy he terminado de ver la versión editada de la primera temporada de "Psycho Pass", el que posiblemente sea el mejor anime de la historia. Definitivamente, "Psycho Pass" se ha convertido en uno de mis animes favoritos, tanto por la versatilidad de sus detalles técnicos -dibujo, banda sonora y realización- como por su inconmensurable guion y desarrollo argumental. No miento cuando digo que estoy triste de que se haya acabado, pero la buena noticia es que en tan solo dos semanas podremos volver a disfrutar de este magnífico anime, ya que se estrena su segunda temporada.
Lo cierto es que, tras verlo por segunda vez, he terminado por convencerme de que la postura de Makishima es la más humana. Sigo teniendo dudas acerca del significado del sueño que, como escena añadida, anticipa su muerte a manos de Kougami, pero sobre esto habrá que decir algo más adelante. De cualquier manera, Kougami demuestra las tesis de Makishima cuando decide matarlo en vez de perdonarle. ¿Acaso no está Makishima en lo cierto cuando afirma que todas las relaciones son sustituibles en un mundo donde la voluntad humana está sometida al sistema y solo al sistema? El propio Kougami admite que no podrá encontrar un sustituto para Makishima, desvelándose así el valor universal de las relaciones ubicadas "fuera" de todo el entramado social gobernado con precisión milimétrica por el Sistema Sybil, y dando valor implícito a lo singular del encuentro verdaderamente humano. A este respecto, el discurso final de Akane según el cual la ley debe ser protegida por las personas reboza un patetismo absoluto, pues la antropología optimista que le sirve de base queda rebatida una y otra vez a lo largo del arco argumental. ¿De qué sirve proteger la ley si esta no puede salvar a las personas que queremos (Kagari y Masaoka)?
Makishima, a pesar de ser un excluido social, encuentra valor en la existencia humana cuando las acciones que la guían responden a la voluntad de cada uno; por otro lado, Kougami, incapaz de vivir en sociedad, solo encuentra sentido a su vida en la medida en que desea matar a Makishima. Incluso Ginoza, leal servidor del Sistema Sybil, solo consigue encontrarse a sí mismo tras la muerte de su padre, una vez que es Ejecutor y no tiene que preocuparse por mantener claro su Psycho Pass. Todo ello confluye en la afirmación de Makishima de que "solo puedo disfrutar de un juego si formo parte de él". Ese juego es la vida, y la vida, al menos la vida humana, es incompatible con la domesticación. En efecto, Makishima condena que a las personas se las trate como ganado, y la hipertecnologización es esencial, en este sentido, para la creación de un país en que el sistema ha instaurado métodos de control que, en el fondo, no son sino técnicas de dominio. Frente a ello, Makishima busca situaciones límite que revelen la verdadera naturaleza humana, esa naturaleza anárquica que no equivale al simple desorden pero que reniega del control y la domesticación; esa naturaleza que empuja a la creatividad, a la voluntad de crecimiento. En este sentido, Sybil representa la sociedad más aburrida que cualquier distopía pudiera dibujar. En última instancia, la distopía es también utopía: un ser humano reprimido a tal extremo, despojando de la violencia, el dolor o la incertidumbre, sería algo distinto a lo que le constituye como humano. Qué duda cabe de que la llamada de Makishima es una llamada hacia la libertad.
Me encantó tu análisis sobre este animé que termine recién de ver.
ResponderEliminarY por lo que veo en el blog tocas otros temas de mi interés. Gracias por compartirlo. Lo que me gustaría saber es el libro que Kougami lee al final del último caítulo.
EliminarMuchas gracias. La verdad es que a día de hoy sigue siendo mi anime favorito. Eres bienvenido a leer cualquier entrada, aunque solo escribo por entretenimiento muy de vez en cuando, y no suelo compartir, comentar y demás con otros bloguers. El libro que lee Kougami es el primer tomo de "En busca del tiempo perdido", de Proust. El nombre de dicho tomo es "El camino de Swan". Tiene sentido para Kougami retornar a la pregunta sobre el tiempo perdido y la memoria tras la muerte de Makishima quien, paradójicamente, sería el culpable de poder volver a sentirse libre
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