Ayer terminé de ver la serie "Fargo", la cual es, a mi juicio, la mejor serie del 2014 junto a "True Detective". He de confesar que en un principio me mostré bastante escéptico en cuanto a la serie, pues pensaba que un remake televisivo de la magistral e insuperable película de los hermanos Cohen era poco menos que un chiste de mal gusto. Sin embargo, tras visionar los 10 capítulos que integran la serie, mi opinión ha cambiado drásticamente y para bien.
No solo creo que la serie está a la altura del film, sino que, en muchos aspectos, incluso lo supera. Ya sé que son formatos radicalmente distintos, y que la comparación siempre adolece de un posible error categorial, pero en cuanto a experiencia estética se refiere la serie es una auténtica maravilla. El mundo creado por el jovencísimo Noah Hawley consigue conjugar el humor negro del film con una atmósfera propia, profundizando en los diálogos 'made in Tarantino' mientras plantea interesantísimos dilemas éticos sobre esa barrera tan fina que diferencia lo bueno de lo malo; sí, 'lo bueno' y 'lo malo', no confundir con el Bien y el Mal, pues uno de los propósitos claros de la serie consiste en difuminar aun más dicha oposición, de tal modo que nos veamos, en tanto que espectadores, incapaces de criticar en términos absolutos ninguna de las acciones de los personajes. Más bien, se nos hace ver que, desde cierto ángulo, todo es justificable, algo que se va diseccionando en la evolución del protagonista, Lester Nygaard, interpretado magistralmente por Martin Freeman. También el ya veterano Billy Bob Thornton (el mismo que consiguió penetrar en tiempo real a Halle Berry en Monster's Ball) participa en el show encumbrando al que posiblemente sea uno de los mejores 'villanos' de los últimos 10 años. Por lo demás, la ambientación es fiel a la película, y digna de homenaje. Asimismo, la banda sonora, empleada en momentos puntuales y en los 'openings', manifiesta una elegancia inaudita hasta hoy en el mundo de la pequeña pantalla. Sin más, recomiendo esta joya del que ya debería empezar a llamarse octavo arte...
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