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Sherlock: una serie no aptas para memorias olvidadizas

He de decir que la primera cosa que me atrajo de esta serie fue su clarividente formato corto, un rasgo muy "británico" que representa una bocanada de aire fresco para la televisión entre tanto alargamiento innecesario que otras series, aprovechando el tirón comercial, vienen realizando al exprimir a una audiencia dispuesta a todo a cambio de muy poco. Siendo así, decidí embarcarme en un clásico como es Sherlock Holmes, aunque ahora su inserción en el "mundo moderno" ofrecía renovadas expectativas de una franquicia conocida por todos. No obstante,  tenía el firme propósito de pasar un buen rato del más simple de los entretenimientos. Pero, afortunadamente, la cosa no quedo ahí; me vi gratamente sorprendido por una producción que, más allá de la consabida estructura del universo policíaco, supo construir una intrigante historia a partir de las excelentes interpretaciones del carismático Benedict Cumberbatch y el inconmensurable Martin Freeman. Este último, dicho sea de paso, está llamando a las puertas de un Emmy por su magistral interpretación en "Fargo", la gran serie revelación de 2014 junto a "True Detective". 

El caso es que mientras veía la serie tuve que volver atrás varias veces porque el despiste se paga caro en la confección de una trama tan complicada como coherente. De hecho, tenía la sensación de que los capítulos, tan largos (aproximadamente de una hora y media) como interesantes, no eran sino un epifenómeno de algo más profundo y vertical, el duelo intelectual entre Sherlock y Moriarti. De esta forma, en el diferir espacial que dejan las rápidas deducciones del maestro Sherlock hay un hueco estrecho en que el espectador se ve obligado a realizar una doble tarea: seguir los pasos de las inferencias del protagonista al tiempo que intenta hilvanar y situar esa historia en el marco general de los maquiavélicos planes de Moriarti. Y bueno, la verdad es que se agradece que una serie intente hacerte pensar al tiempo que te entretiene, sin olvidar por supuesto sus grandes momentos de humor e ironía (los cuales se acentúan mucho más en las últimas películas de Sherlock, protagonizadas por los gigantescos Robert Downey Jr. y Jude Law). Ahora bien, prepara tu memoria a base de ingerir fósforo si tienes intención de ver la serie porque hay momentos no aptos para olvidadizos. 



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