Tras ver los 13 capítulos que integran la primera y única temporada de Intelligence, drama protagonizado por el siempre interesante Josh Holloway (Lost), la conclusión a la que llego es muy simple: se ha desperdiciado una oportunidad de oro. El argumento principal relata las aventuras de Grabiel Vaugh, un agente especial de la agencia de inteligencia al que se le ha implantado un microchip en el cerebro que le permite acceder a cualquier red de información o dispositivo electrónico. De este modo, la serie (que contó con el apoyó explícito de J.J. Abrams) inició su andadura con la escandalosa cifra de 16 millones de espectadores, pero bajó a más de la mitad en su segundo capítulo. La tendencia a partir de ese momento fue empeorando y la CBS (la cadena con los derechos de emisión) confirmó en el mes de mayo la cancelación de la serie.
He de confesar que la serie no está a altura de las expectativas, y que a veces no basta con tener una cara famosa y un presupuesto elevado para crear un buen espectáculo televisivo. En mi opinión, el gran defecto de la serie anida en la incapacidad de hilar unos capítulos con otros, formando una idea de conjunto que permita mantener enganchado al espectador con la trama que es objeto de narración; prácticamente todos los capítulos tienen un cierre, repitiéndose una y otra vez la consabida estructura aristotélica de introducción, nudo y desenlace. Por otro lado, en muy pocas ocasiones se toca en profundidad la problemática existente en torno a la idea de "Cyborg", un tema con mucho jugo filosófico: la difusa línea entre lo humano y lo no humano, el potencial de la técnica, los límites éticos de la tecnología, las aplicaciones militares de la biotecnología, etc. De hecho, los interrogantes metafísicos que perturban al portador del microchip -Gabriel- son forzados y están siempre fuera de contexto, como si los guionistas intentaran rellenar los espacios en los que no hay acción.
Por lo demás, es un serie entretenida que bien merece un par de días, y las interpretaciones del resto de actores son bastante aceptables. La idea final es que la serie queda inconclusa, y que el potencial que residía en el proyecto no consiguió expresarse convenientemente. En fin, esperaremos a la próxima serie sobre tecnología, un problema tan importante como interesante.
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